Estos últimos días me ha dado por sacar de mi biblioteca y hojear un libro, que en realidad es un informe, titulado ‘Las Telecomunicaciones de Nueva Generación‘ y que, patrocinado por la Dirección General de Relaciones Institucionales de Telefónica, se publicó en 2002 con base en los trabajos de Telefónica Investigación y Desarrollo.
Ha sido una experiencia llamativa el echar un vistazo a sus páginas, el leer fragmentos dispersos aquí y allá y contemplar, con la perspectiva del tiempo, lo que ha ocurrido en el sector de las telecomunicaciones y cómo han envejecido las proyecciones que en el citado informe se hacían.
Y las sensaciones son en cierto sentido encontradas.
Por un lado, sí se aprecia algo el paso del tiempo, esos algo más de diez años transcurridos. Se nota que la actualidad de algunas tecnologías y servicios no es la misma que la hoy en día nos es dado observar. Que el ADSL entonces todavía era noticiable, mientras que la Banda Ancha Móvil era poco más que una promesa aún sometida a excepticismo tras el estallido de la burbuja tecnológica y el poco retorno obtenido de las altísimas sumas pagadas en los concursos de licencias UMTS. Se observa que apenas se concede importancia, aunque algo se empieza a intuir, a las aplicaciones sociales y, desde luego, no se prevé el fenómeno de las tablets.
Sin embargo, y aunque el grado de implantación y atención de tecnologías y servicios pueden haber cambiado de forma apreciable, lo cierto es que, o la visión de los autores del informe era realmente muy atinada, o la tecnología no ha evolucionado tanto. El panorama de tecnologías, arquitecturas, servicios y tendencias que el informe presenta no difiere tanto de las actualmente en boga, y aún el sector se puede reconocer parcialmente en lo que el informe expone. Es como si, con ciertos retoques, el informe pudiese ser todavía bastante válido hoy día.
¿Será que, a pesar de ser el de las telecomunicaciones uno de los sectores más dinámicos, diez años no es tanto tiempo para observar cambios radicales en las tecnologías? ¿Será que la crisis ha frenado un progreso que, de otra forma, hubiese sido mucho más acelerado? ¿Será que todavía en 2002 quedaban restos del desaforado optimismo del 2000 y las predicciones eran muy a futuro, quizá más de lo que ahora nos atreveríamos a hacer?
¿O será que al formar parte personalmente del sector y vivirlo día a día, aprecio menos los cambios, como nos ocurre con hijos o familiares cercanos en los que no notamos el paso del tiempo y sí nos ocurre en el reencuentro con amigos a los que hace mucho que no vemos?
O a ver si, parafraseando el conocido tango, en lo que a telecomunicaciones se refiere, ‘diez años no son nada‘…