¿Tenemos la sensación a veces de que el ritmo de evolución tecnológica, de novedades e, incluso, comportamientos a ellas asociados, nos desborda?
Puede haber una explicación, una explicación que no sólo tiene que ver con el evidente progreso acelerado en que nos encontramos inmersos sino que está en relación, más bien, con nuestra capacidad para asimilar esas novedades, como individuos y como sociedad, nuestra capacidad para adaptar nuestros comportamientos, nuestras normas, nuestra etiqueta… puede que incluso nuestra ética.
Kevin Kelly, en su libro ‘The inevitable‘ parece apuntar en esa línea cuando dice:
We are morphing so fast that our ability to invent new things outpaces the rate we can civilize them.
Es significativa esa expresión, ‘civilizar’ referido a la tecnología. En su libro, Kelly se refiere más bien a la adaptación y racionalización de nuestro comportamiento, y pone como ejemplo cómo nos acostumbramos a limitar de alguna forma cuándo podíamos llamar con el móvil (no estoy tan seguro de que esa etiqueta esté tan desarrollada como Kelly supone 🙂 ) frente al uso indiscriminado y permanente que hacemos hoy día de twitter o la mensajería.
Piensa Kelly que con el tiempo encontraremos la forma de gestionar adecuadamente esas nuevas herramientas.
Y estoy de acuerdo pero, sin embargo, creo que la expresión de ‘civilizar la tecnología’ que el autor nos propone es más profunda que el análisis que el propio autor hace.
Al hablar de civilizar, creo que podemos incluir, y es mucho más relevante, responder a los desafíos éticos que nos plantean las nuevas tecnologías.
Pensemos en los dilemas morales e incluso legales que plantea la edición genética, o los coches autopilotados, o el conocimiento profundo de las personas vía Big Data e Inteligencia Artificial.
Si, eso de ‘civilizar’ es algo mucho, mucho más profundo que racionalizar el uso del móvil o twitter.
Pero en lo que acierta completamente Kevin Kelly es en señalar que la tecnología avanza mucho más rápido que su civilización.