Cuando John P. Kotter intenta orientar sobre cómo deben las organizaciones o sus líderes fomentar el cambio, una de las ideas que maneja es la de la Gran Oportunidad, algo así como un objetivo motivante y retador que moviliza a la organización.
Su apariencia es similar al concepto de declaración de visión manejado en estrategia aunque Kotter dice claramente que no es lo mismo.
Pero ¿cómo es esta Gran Oportunidad?
Antes he mencionado los adjetivos motivante y retador, pero Kotter le atribuye siete características:
Son estas:
- Corta: su expresión debe ocupar, según este gurú, entre un cuarto de página y una página. Esto hace más fácil compartirla y crear un sentido de urgencia alrededor de ella.
- Racional: debe ser realista y responder a algunas preguntas: qué, por qué, por qué nosotros, por qué ahora y por qué preocuparse de ella.
- Irresistible: Irresistible desde un punto de vista emocional. Debe ser una propuesta con alma.
- Positiva: …sin más comentarios.
- Auténtica: Se siente como real y que el propio líder cree firmemente en ella.
- Clara: fácil de entender y de conseguir el alineamiento de la organización.
- Alineada: en el sentido de ser coherente con otras eventuales declaraciones similares o, por ejemplo, con el plan estratégico.
Quizá convenga aclarar que esta Gran Oportunidad es una oportunidad de negocio real. Algunas de las características anteriores se refieren más a la formulación de la Gran Oportunidad que a la oportunidad en sí misma. Añado de mi propia cosecha y juicio que esa Gran Oportunidad típicamente deriva de un análisis estratégico. Quizá es un océano azul o al menos una gran alternativa estratégica.
Aunque no excesivamente originales, tiendo a estar de acuerdo con las características indicadas. Debo señalar, sin embargo, que algunos de los ejemplos que propone Kotter en su libro ‘Accelerate (XLR8)‘, en mi opinión, no cumplen algunas de esas características, especialmente en lo que a ser Irresistible se refiere y, en cierto sentido, también me han parecido que adolecían de concreción y de esa supuesta ‘grandeza’.
Eso no necesariamente invalida el concepto de Gran Oportunidad. A lo mejor es que, simplemente, Kotter no ha sido del todo riguroso aplicando sus propios principios, o quizá lo que pase es que sea muy difícil encontrar una oportunidad verdaderamente grande.