Hace algunos meses tuve la oportunidad de leer y comentar el excelente libro ‘El gran interruptor (the big switch)’ de Nicholas Carr, un libro apasionante que repasaba la evolución de la tecnología, remontándose a ejemplos del pasado, como la evolución del suministro eléctrico, centrándose luego en la evolución de las tecnologías de la información, anticipando sin nombrarlo el concepto del cloud computing, y finalizando con una visión absolutamente futurista sobre lo que puede estar por venir en la tecnología y la sociedad.
En la primera parte del libro, cuando repasaba la evolución de la producción y suministro eléctricos, Nicholas Carr recordaba cómo en los primeros tiempos, las fábricas solían disponer de una central generadora aledaña y cómo fue un cambio trascendente la producción y distribución por parte de terceros, empresas eléctricas especializadas y alejadas de los centros de fabricación, utilizando las fáctorías y el resto de empresas el suministro eléctrico como un mero servicio externalizado y de relativo poco valor en cuanto a diferenciación y aportación estratégica.
Es fundamental esta historia y este paralelismo para entender el razonamiento de Carr, aquél que se ‘atrevió‘ a afirmar que «IT doesn’t matter» (las tecnologías de la información no importan), acerca de la evolución de las tecnologías de la información, cómo estas dejarán de ser un elemento que se produce en cada empresa para ser externalizada en proveedores especializados que las ofrecerán como servicio. Todo el concepto del cloud computing y del software como servicio (SaaS) es heredero e intérprete de esa visión de Nicholas Carr.
Actualmente, me encuentro leyendo ‘Macrowikinomics‘ el último libro de Don Tapscott y Anthony Williams, continuación y aplicación del clásico ‘Wikinomics‘. Tapscott y Williams recorren en su última obra la aplicación de los principios de la wikinomía, a saber: colaboración, apertura, compartición, integridad e interdependencia, a diferentes sectores económicos y sociales.
Cuando, en concreto, afrontan la problemática de la producción energética y de un futuro verde parecen proponer modelos en que los propios usuarios producen parte de su energía mediante el uso de fuentes limpias, como podría ser la energía solar. Menciona casos como el del matrimonio Fraser y su proyecto Ravina en que dicha pareja dispone de un sistema de producción doméstica de energía que, casi, llega a autoabastecerles, pudiendo obtener de la red de distribución eléctrica la energía que les pueda faltar, pero con capacidad de aportar también energía excedente. En el fondo, no es más que el modelo prosumer llevado al caso de la producción de energía.
Es, quizá, esa coincidencia en ejemplificar el modelo a partir de la producción y distribución de energía, muy especialmente la energía eléctrica, tanto en el caso de Nicholas Carr como en el de Tapscott y Williams lo que me ha llamado la atención y lo que me ha hecho evidente la, al menos aparente, contradicción.
En efecto, mientras Nicholas Carr propone un modelo basado en la externalización y la centralización de los recursos, Tapscott y Williams apuestan por un modelo periférico, descentralizado y con capacidades distribuídas entre los consumidores que actúan como ‘prosumers‘, cierto es que apoyados en un servicio externo de suministro de energía para los casos en que los individuos no sean autosuficientes.
¿Y qué decir del caso de las TI? Como hemos comentado, Nicholas Carr, inspirado por el modelo de producción y distribución eléctricas, propone un modelo del tipo cloud computing, en que, de nuevo, el ‘suministro’ de servicios TI se encuentra centralizado y utilizado como servicio. Por su parte, Tapscott y Williams creen, de nuevo, en un modelo descentralizado en que los usuarios actúan de nuevo como ‘prosumers’ creando a la par que consumiendo, contenidos y software.
¿Son los modelos de la wikinomía y los del gran interruptor, pues, contradictorios?
Aparentemente sí. Pero más que contradictorios, diría que diferentes y, probablemente, complementarios.
Es evidente que mientras el modelo de Carr es centralizado y orientado a consumidores, el de Tapscott y Williams es distribuído y orientado a prosumers. En ese esentido, pueden parecer completamente diferentes.
Sin embargo, creo que existen dos notables puntos de complementariedad.
El primero, pero no el más importante, se refiere exclusivamente al caso de las TI y de Internet. Creo que, en ese caso, el modelo centralizado, el modelo ‘cloud’, aplica más bien a lo que es la infraestructura de comunicaciones, almacenamiento, procesamiento e, incluso, software y aplicaciones, mientras que la visión desscentralizada tiene que ver más con los contenidos y usos que se generan en la periferia, pero que emplean los servicios centralizados. Un blog como éste que estás leyendo se apoya en una infraestructura completamente centralizada ofrecida por Google a través de su Blogger. Sin embargo el contenido está producido en la periferia de la red por un usuario que soy yo, y que hago uso de esa infraestructura centralizada para crear un contenido.
El punto fundamental de complementariedad, sin embargo, el que creo que aplicaría no sólo a las TI e Internet, se refiere a un factor de escala y al doble rol de consumidor / productor. Creo que si pensamos en el modelo de Carr como en un modelo de gran escala, mientras que si miramos el modelo de Tapscott y Williams como un modelo de pequeña escala, la cosa podría llegar a encajar.
Lo intento explicar mejor.
Al igual que en el caso de los Fraser y su proyecto Ravina, éstos aún se apoyaban en la distribución eléctrica común para complementar sus carencias de producción, éste modelo se puede generalizar. En esta forma de concebirlo, el ‘backbone‘ y el servicio público, ya sea éste de producción eléctrica, de comunicaciones o de software, seguiría un modelo centralizado y de servicio, tal y como sugiere Nicholas Carr pero los usuarios individuales, aún usando los servicios de ese ‘backbone‘, tendrían la autonomía y la capacidad de producción a pequeña escala, en modo ‘prosumer’, sin que eso excluyese que pudiesen recurrir al ‘backbone‘ centralizado para cubrir sus carencias e, incluso, para aportar sus propios productos y servicios, del mismo modo que pequeños productores eléctricos pueden aportar sus excedentes a la red.
No aspiro a haber encontrado la explicación definitiva. Me encantaría conocer lo que los propios autores tendrían que decir al respecto. Pero, de momento, ese modelo de complementariedad creo que me resulta satisfactorio y me permite conciliar dos modelos que me resultan tan atractivos como son el del gran interruptor de Nicholas Carr y el de la wikinomía de Tapscott y Williams.