No pocos comentarios ha suscitado en Internet, en la blogosfera y los medios sociales, la reciente intervención de D. Julio Linares, consejero delegado de Telefónica S.A., que tuvo lugar el pasado 30 de Agosto en el ámbito del XXIV Encuentro de las Telecomunicaciones que se organiza en la Universidad Internacional Menendez Pelayo.
Para el Sr. Linares, y según nota de prensa emitida por la compañía, «el principal problema al que se enfrenta el sector en la actualidad pasa por el grave desacoplamiento existente entre el crecimiento del tráfico, el coste de la red y los ingresos que genera.»
Según ello «el esfuerzo de los agentes del sector debe centrarse en tratar de equilibrar estas variables junto con la inversión en redes, y necesariamente desde la base de un nuevo modelo que permita generar valor, puesto que el actual no es sostenible a futuro»
D. Julio Linares apoyaba su argumentación con algunos datos interesantes. Así, y con respecto al número de hogares y equipos conectados afirmaba que «un mercado que en 2009 contaba con 1.000 millones de hogares, 4.600 millones de personas y 1.400 millones de máquinas conectadas y que en 2020 sumará 1.200, 6.000 y 40.000 millones de hogares, personas y máquinas conectadas, respectivamente, lo que asciende a más de 50.000 millones de dispositivos, todos ellos conectados.»
En cuanto al crecimiento de los medios sociales aportaba los siguientes datos:
«más de 850.000 nuevas altas diarias en las redes sociales, más de 50 millones de blogs actualizados cada segundo o con 500 nuevas aplicaciones diarias»
Finalmente, insistía en el importantísimo crecimiento del mercado móvil y de las aplicaciones (este último punto, por cierto, me ha recordado algunos de los recientes razonamientos de Chris Anderson sobre la muerte de la web) para afirmar que «El acceso móvil a Internet, que será mayoritario en 2013, ha fomentado el desarrollo de aplicaciones, pasando de 50.000 a más de 300.000 en tan sólo un año, de junio de 2009 a junio de 2010, seis veces más, aunque sólo 30.000 cuentan con más de 500.000 usuarios.»
A los pocos minutos, casi diría que a los pocos segundos, se producían las primeras reacciones en medios como Twitter y algo después en algunos blogs. En concreto, y a modo de ejemplo, Enrique Dans al poco rato, creo que escasas horas después, publicaba un post en su blog encabezado por el expresivo título ¿Quiebra del sistema? Nada más lejos de la realidad.
En los comentarios a las noticias y artículos que he tenido ocasión de leer predominaban las valoraciones negativas y se daban algunas descalificaciones, aunque debo reconocer que he encontrado muchos más comentarios juiciosos y mesurados, siempre en mi opinión, de lo que esperaba.
Y es un poco al hilo de estos artículos y estos comentarios a lo que viene mi reflexión en este post. De hecho, no voy a entrar en el fondo de las afirmaciones de D. Julio Linares o de las respuestas contrarias. El rigor y la prudencia aconsejan no entrar en esas procelosas aguas si no es armado con muchos datos, largo análisis y fuertes dosis de criterio.
Sí decir que me resulta llamativo, aunque esperable, la carga emotiva que domina muchos artículos y comentarios. Se avistan peligros, se intuyen abusos, se descalifican personas y empresas…
Pensémoslo bien: por suerte o por desgracia, de lo que se está hablando es de modelos de negocio y de sostenibilidad en el sentido más económico y menos ecológico del término.
Me llaman la atención y quisiera entender los nuevos modelos de negocio, en especial, los que se originan en el mundo de Internet y en torno a la economía del regalo, la economía de la atención y la gratuidad, elementos de los cuales no hace tanto hemos hablado a partir de la lectura del libro Gratis de Chris Anderson. Y es que, aunque Internet y los medios sociales parezcan algo mágico, al final hay unas infraestructuras y unos equipos humanos, unas inversiones y unos gastos, una serie de costes en definitiva y unas expectativas de beneficios y, para que la nube siga funcionando, es necesario que éstos, costes e ingresos, y por ende, beneficios, se encuentren adecuada y racionalmente acompasados.
Como clientes desearemos la máxima calidad al menor precio, como internautas adoraremos la gratuidad, como seres humanos valoraremos el valor igualitario y democratizador de la Web 2.0.
Sin duda, las preferencias y deseos de clientes y usuarios, o los movimientos de producción entre iguales como el software libre o la wikipedia ejercerán su poderosa influencia y contribuirán a nuevos modelos e ideas.
Pero, al final, los modelos supervivientes lo serán, no sólo porque satisfagan a cliente y usuarios, que también, sino porque sean sostenibles económicamente y, en ese sentido, la sostenibilidad de Internet y los modelos de negocio alrededor de la nube serán, en definitiva, no una decisión emotiva sino, fundamentalmente, nos guste o no, una cuestión de números.