Con cierta frecuencia hemos ido tratando en este blog, bajo las perspectivas de diferentes autores y teorías, los motivos que pueden impulsar a las personas a participar, en principio desinteresadamente, en el universo 2.0 y en los medios sociales (blogs, redes sociales, etc).
En esta perspectiva, Dolors Reig relaciona las motivaciones para la sociabilidad y el uso de diferentes medios sociales con la famosísima pirámide de la motivación de Abraham Maslow. Recuerde el lector que el afamado psicólogo hablaba de una jerarquía de necesidades en que, de menos a más elevadas (de una posición más abajo a más arriba en la pirámide), nos enontrábamos las siguientes:
- Necesidades fisiológicas: necesidades con una base somática en que se incluyen la necesidad de comer, de beber, el impulso sexual, la respiración, etc.
- Necesidades de seguridad: necesidad de sentirse seguro y protegido, e, incluso, necesidades de orden.
- Necesidades de afiliación: amor, afecto y sentido de pertenencia, es decir, de dar y recibir afecto de alguna manera.
- Necesidades de estima: necesidad de una valoración alta de uno mismo, con una base firme y estable. Necesidad de autorrespeto y autoestima, así como del respeto y estima de terceros.
- Necesidades de autorrealización: hacer realidad lo que una persona es en potencia, de ser cada vez más lo que uno es de acuerdo a su idiosincrasia.
Respecto a la relación con el tercer nivel (afiliación) la autora sitúa la participación en ciertas redes sociales muy vinculadas a lo afectivo, como las influidas por esta motivación y nos dice:
Afiliación y afecto, referidas a las necesidades de relacionarse, participar en la comunidad, agruparse en familias, grupos sociales o amistades estarán en esta capa; y redes sociales como Facebook, Tuenti, Badoo o cualquiera de las más vinculadas a lo afectivo como protagonistas.
Determinados usos de Twitter o los blogs, así como la participación en determinadas comunidades profesionales (también denominadas de intereses) podrían estar satisfaciendo estas necesidades.
Una apreciaciones sin duda interesantes pero, no por ello, debería sorprendernos ni parecernos extraño, sino más bien lo contrario, perfectamente lógico y previsible, que la participación en Internet y en los medios sociales se rija por los mismos principios psicológicos y de comportamiento que el resto de ámbitos de nuestra existencia.
Otra posibilidad podría resultar, incluso, preocupante…