Avanzo en la lectura del libro de Enrique Dans. Y, a medida que progreso en su lectura, a medida que disfruto de su apasionada defensa de la red, de los nuevos conceptos sociales, de la cultura de lo gratuito y colaborativo, pienso que la gran pregunta que queda latente, la gran pregunta sin contestar, y no ya en este libro sino, en general, en todas las apologías de la cultura 2.0, es cuál es el modelo de negocio razonable en Internet, cómo deben afrontar las empresas este cambio, cómo pueden vivir esta cultura de lo gratuito, de la colaboración y, sin embargo, obtener los imprescindibles beneficios sin los cuales la economía se estanca…e Internet tambien.
Dos son las industrias que, principalmente, el señor Dans ve como especialmente opuestas a este moderno mundo de la red.
Por un lado, se sitúan las empresas que, de alguna manera, viven de la cultura y los derechos de autor: la música, los cines y vídeos, los libros… sectores que se han intentado proteger mediante iniciativas legislativas o tecnológicas (como el DRM). Me pareció acertada también, una visión un poquito más amplia que hace unos días proporcionaba Alejandro Piscitelli en una charla a la que tuve el gusto de asistir y en que mencionaba a las 5 ‘Ps’
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cinco industrias en crisis que el filósofo argentino identificaba como las industrias del ‘broadcast’, en oposición a las industrias del diálogo nacidas del movimiento 2.0.
El otro bloque ‘opositor’ que Enrique Dans identifica, es el de las operadoras de telecomunicaciones, que intentan evitar la posición de ‘commodities’ a la que Internet les puede conducir y para ello intentan movimientos como posicionarse en la prestación de servicios y contenidos de valor añadido o, en algunos casos, obtener unos réditos económicos superiores por el uso que de sus infraestructuras realizan ciertas aplicaciones y compañías que operan en internet. Todo esto lo contempla el conocido blogger como un atentado a la neutralidad de la red, unos de los atributos esenciales de Internet que, como usuarios, podemos desear.
No entraré al fondo de ambas cuestiones, que darían para mucho comentar y debatir. Lo que sí echo en falta es algún tipo de guía, de directriz, de recomendación, de idea o de planteamiento estratégico acerca de cómo estas industrias, y otras, que contemplan la red no sólo como una oportunidad sino más bien como una amenaza, pueden comportarse de una manera ‘net friendly’ y no por ello dejar de ser rentables y viables.
No parece que ni la industria de la cultura, ni las operadoras de telecomunicaciones puedan desaparecer, y lo que sí parece necesario es una adaptación a los nuevos tiempos, a las nuevas tecnologías, a las nuevas culturas y valores sociales. Cierto es que hay algunas ideas, cierto es que hay algunos modelos que se presentan como exitosos cual pueden ser los de Google, Amazon o eBay. Cierto es que se hacen algunas sugerencias…pero creo que, en el fondo, el problema de los modelos de negocio en Internet es un problema realmente sin resolver, incluso para empresas tan de Internet como pueden ser Facebook o Twitter. No sé si Chris Anderson en su nuevo libro ‘Free’ (que aún no he tenido oportunidad de leer) nos dará las claves.
Sea como fuere, considero parcialmente estéril el acusar sin más a la industria del ocio, de la cultura, de la política, del periodismo, de la publicidad, de las telecomunicaciones o cualquier otra, de inmovilismo o de resistencia al cambio.
Lo que se precisa son modelos de negocio realistas para las empresas y sectores que deban permanecer y, quizá, algún tipo de mecanismo darwiniano de selección para aquellas que resulten cuestionables en el nuevo entorno.
Mientras estos modelos de negocio no sean claros, el resto será un continuo debate, una pelea continua, entre los apasionados de Internet y unas empresas y unas industrias que luchan, lógicamente, por su propia supervivencia.