Una de las características de los líderes (lo vimos por ejemplo al hablar de los líderes transformacionales), es su capacidad para generar una visión y un sentido de misión, un objetivo valioso para una comunidad que se moviliza en pos de él.
A veces creo que en la práctica (que no en la teoría), éste es uno de los aspectos más olvidados del liderazgo.
En el libro ‘El cambio‘, Richard Gerver nos apunta, además, otros dos aspectos que creo conviene tener en cuenta a la hora de considerar a los líderes como creadores de visiones.
La primera se refiere a la autenticidad. Una visión, para ser inspiradora, no puede, como suele, ser un producto de laboratorio, de consultora o de departamento de estrategia. Una visión, para que inspire, debe ser auténtica… y que se perciba como tal. Esto nos dice Gerver:
Una visión no es un animal limpio y cuidado; no se puede diseñar en una sala de juntas o encontrarse en un libro de autoayuda. Para que sea auténtica debe surgir de una creencia, de un sentimiento, de una idea.
El otro aspecto se refiere a la comunicación de la visión por parte del líder. En los entornos corporativos, las visiones suelen comunicarse en grandes presentaciones públicas en auditorios, salones de actos o grandes salas de reuniones. En ocasiones, se comunica también mediante medios internos como Intranets o revistas. No está mal…pero es insuficiente. Quizá como un corolario de la necesidad de la autenticidad, la visión, y el empeño del líder en la misma, deben ser cercanos, palpables. Esto nos dice Gerver al respecto en la obra citada:
Aunque presentar una visión aun grupo puede ser el comienzo, el verdadero impacto sólo se logra mediante la conversación, el contacto personal y el trato individual de cada situación personal.
Una visión auténtica y que se comunique de una manera cercana tiene un enorme potencial de movilización, de coordinación de esfuerzos para conseguirla… ¿y en qué consiste el liderazgo sino en eso, en coordinar esfuerzos en pos de una misión valiosa?