Aunque cuando hablamos de liderazgo se nos pueden venir a la mente palabras como carisma, autoridad, magnetismo…lo cierto es que el liderazgo se mide por los resultados.
Liderazgo es la capacidad de hacer que otros actúen en la dirección que el líder desea. El liderazgo no es una cualidad completamente intangible: se observa en resultados, se refleja en acciones de otros…
En su libro, ‘The Wolf in CIOs Clothing‘, Tina Nunno analiza las tres dimensiones de ese liderazgo maquiavélico que nos propone, el poder, la manipulación y la guerra o conflicto.
Y, a propósito del poder, esto es lo que nos dice Nunno:
power is the ability to make something happen.
En ese sentido, liderazgo y poder parecen estar irremisiblemente unidos, ser casi lo mismo. En efecto, la misma autora nos dice:
Power and strong leadership are inseparable.
Quizá el matiz, es que cuando mencionamos la palabra poder, solemos pensar en un poder formal, jerárquico (que, en efecto, es una forma notoria de poder), y sin embargo, cuando pensamos en liderazgo se nos vienen a la mente más bien lo que tiene que ver con el carisma, la comunicación, el poder de convicción…
Pero, en el fondo, producen lo mismo: la capacidad de generar acciones en otros para conseguir los propios objetivos, intereses o aspiraciones (sean éstas loables o no) aunque en el caso de un poder formal no acompañado de otras cualidades, el liderazgo sea en cierto modo prestado, superficial.
Quizá por ese común producto, hay que descargar a la palabra poder de sus connotaciones negativas y de su implicación formal y jerárquica, y rebajar un tanto las connotaciones positivas de la palabra liderazgo.
Diluidas esas connotaciones, ambos conceptos, poder y liderazgo, se acercan mucho, mucho…