Uno de los momentos en que el mando intermedio puede sentir que se ha convertido en queso, puede verse en el medio del sandwhich, es cuando debe efectuar ciertos tipos de comunicaciones corporativas. En grandes empresas es práctica habitual la denominada «comunicación en cascada»: los altos directivos comunican el mensaje a sus círculos más cercanos, éstos a los suyos y así sucesivamente hasta llegar al empleado final. Nada que oponer…salvo el peligro de deformación del mensaje inherente a este tipo de mecánicas en que uno cuenta a otro…
Mientras no existe disonancia de visión, no se dejará sentir el fenómeno sandwhich pero, ¿ qué ocurre si el mando intermedio no cree en el mensaje a transmitir ? ¿ Cómo debe actuar si no está de acuerdo y sabe que sus colaboradores tampoco ?
En las contadas ocasiones en que he tenido ocasión de plantear esta pregunta directamente, la respuesta siempre ha ido en el sentido de que el mando intermedio debe transmitir la posición de la empresa, y debe hacerlo sin fisuras, ni salvedades, ni votos particulares. Tiene su lógica, el mando intermedio está representando a la empresa (por ello es mando) y debe solidarizarse con la posición ‘oficial’ independientemente de su idea particular.
Sin embargo, y dejando aparte el eventual conflicto profesional, personal e incluso ético que para el mando suponga esta disonancia, también cabe preguntarse si vale la pena el desgaste en cuanto a credibilidad del mando. Cuando el mensaje no es creíble y el mando debe trasadarlo a sus colaboradores directos de manera convencida, sufre mucho la credibilidad de ese mando, se deteriora mucho su capacidad de convencimiento y de liderazgo futuro sobre el equipo que tiene bajo su cargo. ¿ Vale la pena ese desgaste ? ¿ No tendría sentido que, en casos extremos, y sin dejar de transmitir el mensaje original, un mando pudiese expresar sus reservas o incluso su desacuerdo ?
Pero claro, si se expresan reservas ¿ cómo se va a conseguir la adhesión de los colaboradores al mensaje corporativo ?
Quizá, si la disonancia es esporádica, deba mantenerse una cierta «disciplina de empresa» y mantener un comportamiento «alineado». Si, por el contrario, la discrepancia se convierte en frecuente, tal vez haya llegado el momento de plantearse si estamos en el lugar adecuado…
En cualquier caso, no es un tema nada sencillo. Ser queso puede realmente llegar a ser muy complejo en ocasiones.