En el ámbito del liderazgo y también de la marca personal, cada vez se concede más importancia a lo que se denomina la gestión personal, un tratamiento consciente de los propios comportamientos e intereses y que empieza por profundizar en el conocimiento de uno mismo.
Una parte muy importante de ese autoconocimiento es ser consciente de los propios ideales, valores, aspiraciones y proyectos personales.
Una correcta y realista identificación de los mismos exige un honesto y rigurosos ejercicio de introspección y autoanálisis. A lo mejor este ejercicio puede ser trivial o a lo mejor no. Por si tuviésemos alguna dificultad en este empeño, nos pueden resultar de utilidad los tres trucos que nos propone Susan Cain en su libro ‘Quiet‘ para identificar nuestros proyectos personales nucleares:
- Volver al pasado y recordar lo que uno soñaba cuando era niño: sería algo así como repasar la contestación al típico ‘¿qué quieres ser de mayor?‘ pero buceando en lo que realmente nos atraía de ese ser bombero o futbolista que a lo mejor proponíamos.
- Prestar atención al trabajo al que uno tiende a concentrarse: aquello a lo que de forma natural tendemos a poner más foco, a dedicar los mayores esfuerzos, muchas veces nos está identificando qué es lo que realmente nos gusta hacer, qué llevamos grabado en nuestro ADN.
- Identificar lo que uno envidia: igualmente, y aunque el reconocerlo no parezca lo más ‘elegante’ o políticamente correcto, aquello que envidiamos en otros es un claro indicador de cuáles son nuestros deseos e intereses.
Tres trucos sencillos y casi evidentes, pero que pueden facilitarnos la labor si no sabemos por dónde empezar.