En los últimos días, ha existido un runrún de rumores y desmentidos en varios frentes pero que presentaban un demoninador común: el rastro de estrategias competitivas que apuntaban a un maridaje entre el móvil y las aplicaciones sociales.
Creo que el primero que llegó a mis oídos, o mejor, a mi pantalla, fue la posibilidad de que en breve, Tuenti actuase como operador móvil virtual.
Algo después se ha rumoreado, se ha desmentido, y se ha vuelto a rumorear, que Facebook estaba desarrollando un teléfono móvil propio.
Finalmente, he escuchado, más bien leído, las declaraciones de Erich Schmidt, CEO de Google, afirmando que sus prioridades estratégicas se centraban en la web social y en el móvil.
El tiempo nos dirá qué había de cierto en estos rumores y cómo se concretan las estrategias, pero sí parece claro que las grandes compañías del mundo digital avistan un futuro en que movil y social media irán de la mano reforzándose mutuamente y creando un más que apetecible mercado, un mercado por el que parecen luchar los gigantes de Internet, las operadoras de telecomunicaciones y, quizá, aunque no aparezcan en los rumores, los fabricantes de dispositivos.
En esta lucha, puede que quien más tiene que ganar y que perder sean los operadores de telecomunicaciones. Probablemente, y versionando de forma oportunista el título del famosísimo artículo, de Nicholas Carr, cada vez más podemos decir que ‘Communications don’t matter‘. La capacidad de interconexión y transporte, a pesar de las altísimas inversiones que requieren, son una commodity por ser indiferenciadas.
La lucha está en el valor añadido y en el contacto con el cliente. Y en ese terreno, las aplicaciones, y muy especialmente las aplicaciones sociales, son ‘killer application‘. Si, además, la cultura de la ubicuidad, de la conexión constante y de la interacción social continua sigue acentuándose, como es previsible, esto provocará que los contactos sociales digitales cada vez en mayor medida se produzcan en cualquier lugar e instante, como ya promueven hasta el extremo aplicaciones como Twitter o Foursquare. Por ello, es natural y comprensiible la alianza entre lo social y lo móvil.
Quizá la tendencia competitiva sea a crear ecosistemas completos o servicios extremo a extremo en que se ofrezca el terminal, la aplicación y las comunicaciones empaquetadas. O quizá se luche por sólo pares de la ecuación: móvil más aplicación o aplicación más comunicaciones, en un modelo, ésta última combinación, de tipo cloud computing.
Sea como fuere, lo que los rumores apuntados más arriba nos revelan es la existencia de un jugoso mercado, un mercado ya existente pero al que se le prevé fuerte crecimiento, y la lucha furiosa de los gigantes involucrados por posicionarse y liderar ese mercado emergente.
Vienen tiempos interesantes.