Es un dilema, a la hora de formar equipos y asignar funciones, dedidir si intentar asignar responsabilidades amplias, y conseguir visiones holísticas y abarcadoras, colaboradores ‘empoderados’ y ‘de amplio espectro’, o bien si separar funciones para, tal vez, evitar conflictos de intereses, tal vez para concentrar competencias, conocimientos y habilidades o bien, simplemente, para mantener el foco de cada persona o cada grupo.
- community managers: es decir, los individuos que establecen la relación directa con los clientes, que mantienen viva la comunidad y que se orientan a la relación.
- grupos de analítica: encargados de recopilar datos, generar indicadores e informes, medir KPIs, y entender las realidades y tendencias subyacentes.
«En términos de perspectiva, conviene señalar que, si un individuo se centra en relaciones con el público o creación de contenido, pedirle que también realice el análisis le distraería, incluso podría provocar que no pudiera realizar su función principal. Un community manager, por ejemplo, debe centrarse en construir equidad social, producir contenido y moderar discusiones, no en analizar el valor de cada interacción.Si su enfoque se desvía al análisis, aunque sea parcialmente, puede que ya no sea efectivo en su papel principal.«