Las innovaciones disruptivas, aquellas que cambian las del juego, no son fácilmente gestionables en entornos tradicionales.
Existen cinco principios que gobiernan la forma en que se realiza la innovación en las empresas, cinco principios que orientan adecuadamente la innovación en tecnologías sostenidas pero que conducen al fracaso ante innovaciones disruptivas.Y existen también, cinco formas de enfocar esos principios para una exitosa innovación disruptiva.
Veamos los cinco principios, cómo mal entendidos conducen al fracaso y, sobre todo y en positivo, los cinco enfoques válidos para la innovación disruptiva.
Principio 1: Dependencia de recursos. Los clientes actuales controlan los patrones reales de asignación de recursos.
De forma indirecta, los mercados actuales y los mayores clientes actuales controlan la asignación de recursos de inversión e I+D, puesto que se toman como referencia de los mercados o clientes a satisfacer. El problema es que las tecnologías disruptivas normalmente serán valoradas por nuevos nichos de clientes, no por los tradicionales, por lo que decidir en base a los actuales conduce a descartar estas tecnologías emergentes.
Enfoque: Enmarcar los proyectos de desarrollo y comercialización de tecnologías disruptivas dentro de organizaciones cuyos clientes las necesiten.
Principio 2: Los mercados pequeños no satisfacen las necesidades de crecimiento de las grandes compañías.
Las grandes compañías esperan grandes cifras de ingresos, de beneficios y de crecimientos. Sin embargo, las tecnologías disruptivas, en sus fases iniciales, generan cifras modestas, lo que puede descorazonar a los responsables de su desarrollo.
Enfoque: Enmarcar los proyectos de desarrollo de tecnologías disruptivas en organizaciones suficientemente pequeñas como para que se entusiasmen con pequeñas oportunidades y pequeñas victorias.
Principio 3: Los usos finales de una tecnología disruptiva no se conocen por anticipado.
Es equivocado pensar que se puede planificar cómo se va a usar una tecnología disruptiva por los clientes. Se puede y debe intentar, pero hay que reconocer que lo más probable es que inicialmente no acertemos… y estar preparados para reaccionar.
Enfoque: Planificar previendo el fracaso temprano y la búsqueda no onerosa de mercado para la tecnología disruptiva. Adoptar un enfoque iterativo de prueba y error.
Principio 4: Las organizaciones tienen capacidades (procesos y valores) que las potencian para el negocio habitual pero que se convierten en discapacidades ante innovaciones disruptivas.
Los procesos y valores (la forma de tomar decisiones) están conformados por la actividad tradicional, los mercados dominantes y los clientes actuales. Esos procesos y valores, que conforman las competencias nucleares de la empresa, pueden no estar adaptados, normalmente no lo están, a las nuevas formas de uso, comercialización y mercados de las tecnologías disruptivas y, en ese entorno, más que en competencias, se convierten en lastres.
Enfoque: aunque eventualmente se puedan utilizar recursos de la organización principal, crear diferentes formas de trabajar en entornos donde los valores y estructura de costes estén bien orientados hacia la tarea disruptiva.
Principio 5: La disponibilidad de tecnología puede no ser igual a la demanda del mercado.
Es un error empeñarse en generar desarrollos y tecnologías que el mercado no valora. Por eso mismo, es suele ser un error intentar dirigir una tecnología disruptiva a un mercado, nuestro mercado tradicional, que no va a valorar sus atributos. Hay que saber buscar el mercado de esas nuevas tecnologías.
Enfoque: encontrar o desarrollar nuevos mercados que valoren los atributos de la nueva tecnología, más que intentar competir con la tecnología disruptiva en mercados principales dominados por tecnologías sostenidas.
Las tecnologías disruptivas, como se puede observar, se gestionan de forma diferente a las tecnologías sostenidas. Supuesto que seamos capaces de identificarlas, los cinco enfoques anteriores parecen sabios consejos acerca de cómo gestionarlas.