Enseñaba el gran Michael Porter que la esencia de la estrategia consistía en conseguir una ventaja competitiva sostenible, algo valioso y diferencial y al tiempo difícil de imitar por los competidores.
Si pensamos en liderazgo, comunicación y marca personal, hay tres factores que pudieran ser claves: la pasión, la autoconfianza y el entusiasmo.
Al menos esos son los tres factores que en un estudio sobre los pitchs de emprendedores caracterizaban a aquellos que conseguían la financiación de inversores, según nos relata Amy Cuddy en su libro ‘Presence‘.
Y al intentar justificar el potencial de esas tres características, la autora nos da una sencilla justificación:
There’s another reason we tend to put our faith in people who project passion, confidence, and enthusiasm: this traits can’t easily be faked.
Consideramos la pasión, la autoconfianza y el entusiasmo como indicadores de éxito y liderazgo y, por tanto, como algo positivo y diferencial. Pero hay algo más, no son fácilmente falsificados y, por tanto, no son tampoco fácilmente imitables.
Recuerda algo al razonamiento de Michael Porter…
¿No resulta estimulante ese paralelismo entre la estrategia de empresa y la personal, entre marca comercial y marca personal, entre estrategia competitiva y estrategia personal?