La robótica, seguramente como una buena parte de la tecnología, avanza a gran velocidad.
Avances en robótica e inteligencia artificial
Es cierto que a veces confundimos los avances de la robótica como tal, con los de la inteligencia artificial en la que con frecuencia se apoya.
La robótica es mucho más amplia e incluye elementos como materiales, sensores, algoritmos de control no necesariamente basados en la inteligencia artificial, colaboración, algoritmos de coordinación como los que se necesitan en ‘swarm robotics’, etc.
Pero no cabe duda de que la robótica se beneficia, y cada vez más, de los algoritmos que aporta la inteligencia artificial para todo lo que tiene que ver con percepción, con planificaciones complejas, con capacidades cognitivas y así un largo etcétera.
En cualquier caso, en lo relativo a la inteligencia artificial, y en la parte más puramente robótica, no cabe duda de que avanzamos y avanzamos mucho.
La lista de tareas
Pero, a pesar de esos grandes avances, está claro que hay muchas más posibilidades, muchas más problemáticas por revolver, muchos logros por conseguir.
En el libro ‘The Heart and the Chip: Our Bright Future with Robots‘ la actual directora del CSAIL (Science and Artificial Intelligence Laboratory) del MIT, Daniela Rus, propone una lista de nueve temáticas que la robótica debería afrontar, lo que ella denomina la ‘to-do list‘.
Estos son los puntos de la lista:
- Manos más sensible e inteligentes: Aunque el posicionamiento de la mano del robot hasta las cercanías de un objeto a manipular se consigue perfectamente, en el acercamiento final pueden producirse todavía desalineamientos. La autora sugiere el desarrollo de manos que sepan tratar con un cierto grado de incertidumbre, manos que sepan diferenciar entre los materiales de los objetos que agarran y manos capaces de ajustar bien (aunque ya hay avances y realizaciones en ese respecto) la fuerza que aplican sobre el objeto.
- Robots más suaves y seguros: Los robots tradicionales son duros, pesados e incluso peligrosos para los humanos en caso de accidente, lo que hace que con frecuencia en entornos industriales permanezcan claramente separados de los humanos. Aunque ya existen los denominados cobots capaces de colaborar con humanos de forma segura, Rus sugiere que deberíamos avanzar en el desarrollo de robots blando, más seguros y más inteligentes desde un punto de vista físico para evitar eventuales daños. Esto incluiría el avance en el desarrollo de la piel artificial que informe de contactos incluso cuando no hay visión directa.
- Unos robots menos ‘robóticos’: En este caso se refiere al propio movimiento de los robots que, en general, es rígido, a veces incluso diríamos que torpe. Un movimiento más natural permitiría una mejor ayuda a los humanos, por ejemplo, a ancianos. También apunta la autora a que un comportamiento más suave, menos brusco, ayudaría en el caso de los vehículos autónomos a una mejor convivencia con conductores o peatones humanos.
- Métodos mejores para construir robots: La construcción actual de robots es compleja y se precisa personal especializado. La autora apunta a la necesidad de disponer de mecanismos de construcción de robots más simples. Entre otras cosas apuesta por el diseño y construcción simultáneos de los elementos físicos y los de control e inteligencia y el apoyo en herramientas de simulación.
- Mejores músculos artificiales: Los músculos artificiales son una forma de actuadores que hasta cierto punto emulan el funcionamiento de los músculos de un ser vivo. La autora aboga por el desarrollo de mejores músculos artificiales, en general pequeños y blandos, y capaces de ejercer presión de una forma más continua y suave.
- Baterías más potentes: Baterías más pequeñas, de vida más larga y con mayores densidades de energía. Baterías también menos pesadas y, eventualmente, incluso blandas.
- Mejores sensores: A pesar de los formidables avances en percepción, por ejemplo en visión artificial, la autora entiende que estamos aún muy lejos de conseguir algo que se parezca, por ejemplo, a la vista humana. Tambien insiste en su interés en sensores de contacto parecidos a la piel de los seres vivos.
- Cerebros más rápidos: donde se refiere al hardware y, en concreto los procesadores como los GPU. Entiende que se necesita avanzar en chips más pequeños, de más bajo consumo pero de alta potencia de cálculo y adecuados a las operaciones necesarias, por ejemplo, en machine learning.
- Poder hablar de forma natural a los robots: Reconoce el formidable avance que suponen modelos como los que respaldan ChatGPT pero entiende que aún hay trabajo por hacer para conseguir una interacción natural y que, en el caso de los robots, tendría mucho que ver con la traducción de palabras en acciones.
Una buena e interesante lista, sin duda.
Conclusiones
Es posible que la lista que propone Daniela Rus este influenciada en parte por el trabajo que realmente se hace en el CSAIL, que ella dirige, pero creo que marca líneas de trabajo muy interesantes y bien fundamentadas y desde luego es una voz a la que vale la pena atender.
Habrá que estar atentos para ver si realmente se avanza en estas líneas de trabajo.
Ojalá que sí.