En un artículo reciente aportábamos una definición de proceso de negocio y otra de BPM (Business Process Management). Aunque entonces no lo explicitábamos, la definición de BPM hacía referencia de manera indirecta al ciclo de vida de un proceso de negocio, siendo BPM, de alguna forma, la disciplina que se ocupa de gestionar ese ciclo vida.
Vamos en este post a revisar qué fases incluye ese ciclo de vida, y lo hacemos apoyándonos en la misma fuente bibliográfica que usamos para las definiciones, es decir, el libro ‘Fundamentals of Business Process Management‘ de Marlon Dumas, Marcello La Rosa, Jan Mendling y Hajo A. Reijers.
Estos autores proponen un ciclo de vida cuya representación gráfica es la que se muestra en la figura de abajo:
En esa figura, las distintas fases del ciclo de vida son:
- Identificación: Una fase muy preliminar que tiene sentido cuando es la primera vez que se acomete un trabajo de procesos pero no tanto cuando ya tenemos un BPM instituido. En esta fase se identifican los procesos de negocio y se relacionan entre sí, generando lo que los autores denominan una arquitectura de procesos y que yo tendería a verlo como un subconjunto de una arquitectura empresarial.
- Descubrimiento: Que es el popular levantamiento del proceso AS-IS, es decir, el entendimiento detallado y documentación formal del proceso de negocio tal y como funciona en el momento en que se produce dicho levantamiento. Acompañando a esta fase (y la de diseño) existe una actividad, el modelado, que ayuda a expresar y formalizar ese funcionamiento del proceso.
- Análisis: Es el estudio de ese proceso AS-IS, identificando puntos fuertes y débiles y las oportunidades de mejora que se nos ofrecen.
- Rediseño: Es la definición del proceso TO-BE, es decir, el proceso mejorado que aspiramos a implantar. Ese proceso TO-BE, a su vez, se modelará con lenguajes como BPMN para dejar clara y formalmente expresada, cuál es su nueva definición.
- Implementación: Es la fase quizá más fácil de entender pero la más difícil de ejecutar. Se trata de llevara la práctica el nuevo proceso definido. Esto normalmente constituye un proyecto por derecho propio que incluirá desarrollos sobre sistemas, comunicación, formación, etc
- Monitorización y control: Se trata de supervisar el proceso en producción para, por una parte, ver que se ejecuta tal y como estaba definido y por otro, para medir el funcionamiento real, pudiendo con base en ello, identificar nuevas debilidades u oportunidades de mejora que se podrían acometer en un nuevo ciclo.
Un ciclo de vida, como se puede ver, que recuerda a muchos otros, incluido el conocidísimo PDCA (Plan, Do, Check, Act) de Demming y la Calidad Total, y un ciclo de vida muy claro y ordenado.
En la referencia citada, los autores utilizan este ciclo de vida como base para estructurar su libro y su exposición. Probablemente, nosotros también lo utilicemos como referencia en algún artículo futuro.
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