Uno de los debates filosóficos más apasionantes, y a la vez complejos, no de entender sino de decidir, dentro del campo de la roboética, es la asignación o no de un estatus moral a los robots.
El planteamiento del problema
Cuando hablamos de estatus moral lo podemos ver desde una doble perspectiva: la agencia moral, es decir, si los robots pueden llegar a ser responsables desde un punto de vista moral de sus acciones, y la paciencia moral, es decir, si los robots son acreedores de alguna forma de respeto o consideración moral por nuestra parte e, incluso, si pueden tener derechos.
Estrictamente hablando, el planteamiento no es diferente de otras entidades. Lo que ocurre es que, en el caso de que la entidad sea un ser humano, le asignamos ese estatus moral de una forma casi axiomática, como algo que damos por supuesto. Y en el caso de los animales, aunque cabe más el debate, en la actualidad se le tiende a asignar ese estatus moral e incluso, progresivamente, crece la legislación que los protege.
Sin embargo, en el caso de los robots la cosa no está clara en absoluto sino que, cierto que en ámbitos especializados, existe un activo debate al respecto. Pero ese debate que, como digo, actualmente se concentra en círculos muy de nicho del campo de la robótica y, sobre todo, de la ética , pudiera extenderse y pudiera ser más necesaria su resolución en la medida en que los robots puedan avanzar tanto en sus capacidades cognitivas como, quizá, en su aspecto humanoide y también en la medida en que, eventualmente, pueda generalizarse su uso.
El giro relacional de David Gunkel
Uno de los más importantes pensadores en este campo es David Gunkel, profesor de la Northern Illinois University y autor de varios libros, entre los que destacan ‘Robot rights‘ y ‘Person, thing, robot‘.
Este autor propone lo que denomina un giro relacional (‘relational turn‘) como forma de superar una cierta dicotomía entre personas y cosas.
De forma resumida, su planteamiento se puede encontrar en el capítulo ‘The relational turn. Thinking robots otherwise‘ incluido en el libro coral titulado ‘Social robotics and the good life‘ y editado por por Janina Lo y Wulf Loh.
Arguye Gunkel que, tradicionalmente, aquellas entidades que eran consideradas personas tenían estatus moral y derechos mientras que las que eran consideradas cosas no disponían de ese estatus moral. Argumenta además que ya en el pasado han existido algunas situaciones intermedias como la de los esclavos en la antigua Roma o actualmente los animales. Y piensa que los robots podrían ser otra de esas entidades intermedias, a medio camino, de alguna manera, entre personas y cosas.
Antes de entrar en su propio planteamiento, Gunkel resumen el denominado enfoque de propiedades (‘properties approach‘) que es lo que quisiera resumir en este post, para revisar, en otro artículo próximo, la propuesta de Gunkel, su giro relacional.
El enfoque de propiedades
En el enfoque de propiedades, el que una entidad deba disponer o no de estatus moral depende de que exhiba o no una o varias propiedades que, de alguna forma, le califiquen para ese estatus. Podría expresarse como: si tiene las propiedades A, B y C, debe gozar de estatus moral y si no las tiene, no. Ese enfoque de propiedades se puede esquematizar, y así lo hace Gunkel, como una suerte de silogismo de la siguiente forma
- Tener la propiedad P es suficiente para tener a el estatus moral M
- La entidad E tiene la propiedad P
- La entidad E tiene el estatus moral M
Vuelvo a insistir en que este planteamiento es válido para el análisis del estatus moral de cualquier entidad, incluido el ser humano. Lo que ocurre que encuentra especial interés, y también dificultad, cuando lo trasladamos a robots.
Algunas de las propiedades que pudieran actuar como calificadoras para el estatus moral, y así aparecen en las obras sobre roboética, podrían ser la denominada ‘sintiencia’ (capacidad para sufrir) o la consciencia (fácil de entender pero muy difícil de definir).
Los problemas del enfoque de propiedades
Sin embargo, y aunque el enfoque de las propiedades parece lógico y fácil de entender (e incluso de compartir) para Gunkel adolece de importantes limitaciones que él condensa en tres y que, de forma muy resumida, son las siguientes:
- Determinación: Cómo establecer concretamente qué propiedad o conjunto de propiedades son necesarias y suficientes para que ‘algo’ tenga estatus moral. En efecto, no existe consenso al respecto.
- Definición: Supuesto que identificamos esa propiedad o propiedades, la dificultad para definirlas de una forma exacta. Ya lo mencionamos a propósito de la consciencia, pero incluso la propia ‘sintiencia’ u otras propiedades similares no son sencillas de delimitar de manera rigurosa.
- Detección: Cómo acceder o percibir esa propiedad teniendo en cuenta que las que se proponen como posibles propiedades (como la ‘sintiencia’ y ‘consciencia’ ya mencionadas) se suelen corresponder con estados mentales internos de la entidad y, por tanto, no directamente accesibles desde el exterior.
Estas carencias limitan la capacidad real del enfoque de propiedades como orientación para asignar o no estatus moral a una entidad, en este caso, un robot.
Conclusiones
En un próximo post, veremos en qué consiste el giro relacional propuesto por Gunkel pero, de momento, hemos revisado ‘de qué va’ el problema de la asignación de estatus moral a una entidad, especialmente un robot, en qué consiste el planteamiento del enfoque de propiedades y algunas de sus limitaciones.
En el siguiente post, la propuesta de Gunkel.
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