No conozco ninguna definición de inteligencia artificial que me convenza del todo. A lo mejor es imposible encontrarla porque, en el fondo, la Inteligencia Artificial no es realmente una tecnología sino un conjunto bastante heterogéneo de tecnologías, en general del campo de la algoritmia y del software.
Además, me temo que la Inteligencia Artificial esté rodeada de demasiada fantasía y ciencia-ficción como para ayudar en esta difícil tarea del rigor y el realismo.
Apelar hoy en día al test de Turing me parece que no tiene más interés que el histórico, pero no nos ayuda a definir Inteligencia Artificial moderna. Hoy en día muchísimos programas, muchísimos algoritmos, pueden exhibir un comportamiento inteligente que, de no saber que está siendo ejecutado por una máquina, nos podría parecer completamente humano y que, sin embargo, son tan claros y deterministas que no parecen encajar bien en el término Inteligencia Artificial.
Algunos elementos de los algoritmos de la inteligencia artificial nos acercan a entenderla: la capacidad para abstraer, obtener generalizaciones, la capacidad para aprender y adaptarse o una cierta autonomía en su comportamiento…
Pero, al final, a la Inteligencia Artificial le aplica la paradoja que ya recogíamos en este blog en el post titulado ‘La paradoja de la Inteligencia Artificial‘:
the field of AI suffers from an unusual deficiency – once a particular problem is considered solved, it often is no longer considered AI.
En efecto, parece que a la Inteligencia Artificial le debe acompañar un cierto misterio para que la consideremos como tal. Una vez que el algoritmo es plenamente entendido, deja de ser Inteligencia Artificial o nos parece menos Inteligencia Artificial.
No es esa tampoco una observación completamente rigurosa, pero algo nos ayuda a entender la naturaleza de esta disciplina. Y resulta que esa apelación al misterio debe de ser relativamente común porque, de hecho, leyendo recientemente a José Ignacio Latorre en su libro ‘Ética para máquinas‘ me encuentro esta frase:
Me gustaría usar la expresión inteligencia artificial cuando el algoritmo es capaz de resolver un problema de una forma que los humanos somos incapaces de comprender.
que abunda sobre la misma idea: si entendemos bien el algoritmo, deja de ser Inteligencia Artificial. No todo el mundo estaría de acuerdo en ello. De hecho, se suele considerar el Machine Learning como un subconjunto de la Inteligencia Artificial y, sin embargo, se incluyen dentro de Machine Learning algunos algoritmos bastante comprensibles y deterministas.
O sea, que al final, sigue sin haber acuerdo pero me quedo con esa apelación al misterio para entender la Inteligencia Artificial ya que, a falta de una definición rigurosa, me gusta quedarme, al menos, con una romántica.
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