Que me perdonen los artistas y los entendidos en arte, si digo algo equivocado, algo que no compartan, algo que entiendan como erróneo o fruto del desconocimiento…porque en el fondo puede ser así, ya que reconozco, y lo lamento, que no poseo grandes conocimientos de arte más allá de la cultura básica que la educación obligatoria proporciona.
Y, por tanto, alguna de las apreciaciones que hago en este post puede estar poco alineadas con la realidad del arte o puede no tener en cuenta algún matiz relevante. Si ese es el caso, me encantaría recibir comentarios e incluso correcciones siempre que sean fundamentados y bienintencionados..
Que me perdonen incluso, los muy, muy entendidos (los de verdad entendidos) en inteligencia artificial generativa, muy especialmente en el ámbito de las imágenes, porque aún estoy a medio camino (no sé si alguna vez llegaré al final de ese camino, ya que el mismo se alarga y aleja constantemente) en mi investigación y análisis de esta rama de la inteligencia artificial, una investigación y análisis que es abarcadora, incluyendo la tecnología, el negocio, los casos de uso, las herramientas concretas y sus implicaciones éticas.
Lo que sigue no son más que unas reflexiones improvisadas, fruto de unos primeros contactos con Midjourney, una de las más conocidas herramientas de inteligencia artificial generativa, orientada a la creación de imágenes. Unas reflexiones inspiradas por la lectura de dos libros sencillos, sin pretensiones, que explican el uso de Midjourney, centrados muy específicamente en los comandos y sobre todo el ‘prompting‘: ‘The midjourney version 5 prompot book‘ de Shaheed Ullah y ‘Aprende a usar Midjourney: Generación de imágenes mediante inteligencia artificial‘ de Rafael Antonio Roa Hernández.
El problema: ¿está el arte en peligro? ¿Está el empleo en diseño gráfico en peligro?
La llegada de la inteligencia artificial generativa ‘ha puesto patas arriba‘ el panorama tecnológico, por su potencia, por su espectacularidad y también por las preguntas que plantea, los interrogantes que abre.
En concreto, la inteligencia artificial generativa aviva del debate, la reflexión o el miedo, a la sustitución de la actividad humana por algoritmos, pero en este caso en labores tan sorprendentes, tan en apariencia tan intrínsecamente humanas, tan hasta no hace mucho tan supuestamente a salvo de cualquier posibilidad de automatización, como es la creación artística.
Aunque el concepto de arte es muy amplio, estoy pensando básicamente en la pintura o, de manera algo más práctica, la creación de imágenes en campos como la ilustración de libros, logotipos, carteles publicitarios, etc de los que hablaré, no sé si con total precisión, como diseño gráfico.
¿Podemos considerar obra de arte la creación de una inteligencia artificial generativa? ¿Qué hueco queda para el arte o para la creación si los cuadros o las ilustraciones se pueden generar de forma automatizada casi por cualquiera mediante el uso de herramientas generativas? ¿Están seriamente en peligro los puestos de trabajo de ilustradores o diseñadores gráficos? ¿Y de los pintores?
Midjourney
Midjourney es una herramienta generativa que a partir de unas indicaciones textuales, relativamente sencillas (el ‘prompt‘) junto con algún comando que fija ciertos aspectos, es capaz de generar imágenes. Imágenes que son detalladas, sofisticadas, pudiendo asimilarse, y mucho, a un cuadro o una fotografía de calidad.
Y no se precisan conocimientos técnicos, al menos técnicos entendidos como programación o algoritmia. Y es muy fácil empezar a crear imágenes aunque conseguir resultados excelentes precisa de cierta práctica en la definición de esos prompts y, lo que es curioso, y en parte ha inspirado la redacción de este post, es que también se beneficia de conocimiento artístico o de fotografía, pero a eso volveré más adelante.
¿Podría considerarse arte, entonces, una actividad en que el presunto ‘creador’ humano, lo único que hace es proporcionar una frase a una herramienta informática y esperar que ésta genere una imagen, una imagen que el humano ni siquiera sabe cómo va a ser exactamente hasta que la ve, y donde el humano no ha hecho uso de ninguna habilidad manual, o en apariencia ni siquiera una gran habilidad cognitiva?
Hagamos un breve alto en el camino para considerar el papel de las técnicas en el arte.
El arte y las técnicas
Y me arriesgo en este punto a una breve reflexión, insisto que no respaldada por especiales conocimientos sobre arte, sobre esa relación del arte con las técnicas.
Es de mi parecer, no sé si acertado o no, que en los primeros tiempos del arte, y estoy pensando en la pintura, y en esos primeros tiempos abarcando hasta la Edad Media y el Renacimento, la técnica, el dominio de la técnica, jugaba un papel muy importante en la consideración de un artista.
El conocer cómo crear nuevos tintes, nuevos tonos de color a partir de plantas, metales u otros materiales, podía ser diferencial. El conocimiento o dominio de técnicas como la perspectiva, o el saber plasmar en un cuadro la luz, con sus sombras y con sus mil detalles, o el saber reflejar con fidelidad la anatomía humana, con zonas tan difíciles como la cara o las manos, hacían a una persona un mejor artista.
Sin despreciar la idea, la inspiración, el sentimiento o el mensaje, la técnica era crucial en la consideración de la calidad de un artista. Al menos eso es lo que yo percibo.
Sin embargo, y como se diría en un lenguaje poco artístico, esas técnicas se ‘comoditizaron‘, se hicieron moneda casi común, se sistematizaron, se enseñaron y se pusieron al alcance de cualquiera con una cierta formación, en este caso en pintura. Y probablemente casi lo mismo pueda decirse con la escultura.
Hoy en día, cualquier pintor puede reproducir con gran fidelidad una obra maestra, digamos La Gioconda, y, al menos a los ojos de los legos, hacer cuadros casi indistinguibles del original. En el caso de la escultura, no es raro que el escultor sea más bien un diseñador que luego encarga a un taller o una forja la confección material de la obra.
Y eso es una manifestación de la ‘comoditización‘ de la técnica en el arte. Lo valioso pasa a ser, no la técnica, que está al alcance de mucha gente y por tanto no es diferencial, sino la originalidad, la innovación, la creatividad o lo que la obra sea capaz de transmitir. De alguna manera, parece como un arte más puro, más esencial, quizá más intelectual o emocional, y, desde luego, mucho menos manual.
Midjourney como técnica
Y esto me lleva a la consideración, que no a la afirmación, de que quizá debamos considerar a Midjourney y otras herramientas de inteligencia artificial generativa, actuales o que puedan venir en el futuro, simplemente como una técnica más, una técnica que sí, que ‘commoditiza’ la parte material de la ejecución del cuadro o imagen, que hace absolutamente prescindible la habilidad manual, que está más al alcance de cualquiera, pero que quizá, quizá, deje aún espacio al creador para su propia expresión.
Al menos en sus realizaciones actuales, el resultado de una herramienta generativa no es completamente determinista. Influye lo que el humano indique mediante el ‘prompt’. Y en ese prompt se indica, claro, lo que se desea que la imagen contenga, pero se tienen en cuenta más cosas.
Así, por ejemplo, y eso me ha llamado la atención, en el prompt se pueden indicar estilos artísticos (muchos de los cuales me parecen conocimiento especializado de artistas o críticos artísticos) y también el estilo de pintores concretos. Esta indicación del estilo de pintores concretos puede generar, y genera de hecho, problemáticas de propiedad intelectual, pero a efectos de lo que en este post quiero indicar, lo único que pone de relieve es que el tener un amplio conocimiento de artistas y sus estilos es un conocimiento relevante a la hora de crear una imagen con Midjourney.
Me ha resultado, quizá aún más curioso, que cuando la imagen que se quiere generar es de tipo fotografía, no sólo se puede indicar un fotógrafo con nombres y apellidos para condicionar el estilo de la imagen, es que también tiene influencia y se puede indicar en el prompt, la cámara fotográfica concreta que, supuestamente, se ha utilizado para generar esa imagen.
Al menos en su estado actual, Midjourney es una herramienta poderosa, sorprendente, pero aún deja espacio, pues, a la habilidad, la intención y el conocimiento artístico y/o fotográfico del humano que maneja la herramienta.
Esto me lleva a unas conclusiones preliminares sobre las preguntas más profundas acerca de la naturaleza del arte y si se puede considerar arte algo creado con una solución generativa como Midjourney.
Pero antes quiero abordar algo más práctico, el futuro del diseñador gráfico, desde una perspectiva de empleo y disrupción tecnológica.
El futuro del diseño gráfico
Lo cierto es que las imágenes creadas con una herramienta como Midjourney pueden ser realmente buenas. Y se pueden utilizar en muchas labores que habitualmente los que no somos artistas delegaríamos o contrataríamos a un diseñador gráfico o partiríamos de un banco de imágenes: diseño de portadas de un libro, diseño de un logotipo, imágenes para informes corporativos, ilustraciones para libros o artículos, imágenes para webs, imágenes de cabecera de un post en un blog, etc.
Me gustaría poder transmitir otra cosa a los profesionales de este campo, pero realmente sí creo que están amenazados. Lo siento. Probablemente, al menos a corto plazo, no desaparezcan, pero sí intuyo que puede disminuir su carga de trabajo y que se les puede exigir dar un ‘plus’ si es que quieren seguir siendo valiosos y relevantes en el mercado.
Hace unas semanas hablaba con una persona a quien aprecio mucho, en lo personal y lo profesional, alguien a quien prefiero no mencionar pero que si lee estas líneas seguramente se reconozca, y me contaba el caso de una diseñadora gráfica, cuyo nombre no me proporcionó y que, de alguna forma estaba conmocionada ante esta nueva tecnología. ¿Por qué? Pues porque tras años de dedicarse a formarse, a perfeccionar su estilo y capacidades de diseño gráfico, ahora observaba impotente como casi cualquiera, con una herramienta de este tipo, podía generar imágenes muy buenas, que ella misma no tenía más remedio que reconocer que le gustaban.
Como historia personal es triste…pero creo que vamos a ver muchas más de este tipo de historias. Realmente creo que la inteligencia artificial generativa es disruptiva y va a alterar e incluso puede que eliminar muchos perfiles profesionales o puestos de trabajo.
Es la doble cara de la tecnología: genera progreso y grandes beneficios a nivel global, pero no evita, incluso provoca, tragedias a niveles más personales o sectoriales.
Aunque en este momento no puedo concretar mucho mis consejos, sí creo que cualquier profesional de un ámbito que pueda ser realizado por una solución generativa debe hacer dos cosas:
- Conocer la tecnología y sus capacidades e implicaciones reales, con un doble objetivo: por un lado entender la amenaza que puede suponer y, por otra, para intentar reconocer formas de adaptarse a sus existencia, usarla y sacarle partido, si es posible.
- Reflexionar sobre su propia proposición de valor y si puede ser sostenible en el futuro próximo y lejano con la existencia de estas herramientas o no. Si la respuesta es afirmativa, profundizar en sus valores diferenciales (y en el conocimiento y uso de la tecnología). Si la respuesta es negativa, no queda más remedio que hacer un plan de reciclaje y reinvención profesional. Puede ser duro, pero quizá inevitable.
El futuro del arte
En un plano más abstracto, más elevado aunque no necesariamente más importante, vuelvo a la pregunta de si queda sitio para el arte en el mundo de la inteligencia artificial generativa.
Vuelvo a insistir en que no soy entendido en arte, así que lo doy es sólo mi impresión, perfectamente discutible. Y también aviso que la tecnología en general y la inteligencia artificial y la generativa en particular, evolucionan tan rápido y con pasos tan espectaculares, que cualquier cosa que diga ahora puede tener que ser revisado dentro de unos meses o incluso unas semanas.
Pero mi impresión actual es que sí sigue quedando sitio para el verdadero arte.
Como he intentado explicar, el resultado que proporciona una herramienta como Midjpourney no es todavía completamente evidente. Todavía hay sitio y trabajo para el humano para explorar, detallar y evolucionar el prompt con que se piden imágenes hasta conseguir el efecto deseado. Y en ese trabajo es muy relevante tener conocimientos artísticos, de estilos, de pintores, de trucos, de colores, de cámaras fotográficas, etc
Aunque muy poderosa, y aportando fuerte automatización, aún hay hueco para el trabajo, la intención y el guiado humano.
En ese sentido, Midjourney y las herramientas generativas serían una caso más, el último y probablemente más avanzado, de las técnicas que ‘comoditizan’ la ejecución de la obra, pero que, en cierto modo, aún hace más diferencial el ingenio de quien sea, con esa herramienta, capaz de crear algo novedoso y diferente, quizá un estilo nuevo… que otros podrán imitar más adelante, mediante nuevo entrenamiento del modelo y una adecuada indicación en el ‘prompt’.
Conclusión
He insistido en que no me considero experto, ni siquiera buen conocedor, del mundo del arte, y aún estoy en fase de estudio de las soluciones generativas, así que todo lo que he dicho más arriba puede ser cuestionable, criticable o revisable.
Pero de mi conclusión final, de mi recomendación final, estoy muy seguro.
Y esa recomendación es esta: si eres artista, si eres diseñador gráfico, no puedes ignorar las soluciones de inteligencia artificial generativa. Puede quedar o no sitio para al arte, puede quedar o no lugar para el diseño gráfico, se provocará más o menos desempleo o falta de actividad en ciertas actividades profesionales relacionadas con la creación gráfica, pero de lo que no me cabe duda es que la inteligencia artificial generativa va a impactar y modificar el mundo del arte y la creación gráfica incluyendo la fotografía. Creo que va a haber un antes y un después.
Así que no hagas el avestruz, no lo ignores, conoce esta nueva tecnología, cuánto más mejor, cuánto antes mejor.
Estúdiala, úsala, conócela… y, con conocimiento de causa, decide cómo puede afectar a tu futuro y qué quieres hacer con ella en tu actividad profesional y artística