Quizá, más que de empatía tecnológica, debería hablar de empatía a la hora de comunicar la tecnología.
Creo que en la comunicación de la tecnología, ya sea a nivel de publicidad comercial, ya sea en publicaciones desde las más sencillas como los blogs o las más complejas como los libros, o incluso en la educación en tecnología, se tiende a caer en dos extremos igualmente erróneos o, al menos, igualmente poco acertados.
Por un lado tenemos el extremo simplista, aquel que apenas explica e incluso entiende la tecnología, que la rodea de mitos y lugares comunes e, incluso, con cierta frecuencia, de fantasías y errores conceptuales. Este extremo es habitual en la información comercial o en la divulgación de baja calidad.
El otro extremo es el contrario, el tipo gurú, aquel que, pleno de conocimiento, explica la tecnología sólo para los muy iniciados (quienes, tal vez, no necesiten ya esa comunicación) y, con frecuencia, centrándose mucho en detalles algorítmicos o de implementación y perdiendo (o al menos no transmitiendo) aspectos más generales como el porqué de esa tecnología, la arquitectura o funcionalidad de alto nivel, el esquema general, los beneficios para el negocio, cómo compara con otras similares, etc. Es decir, le falta perspectiva y cercanía.
En ambos casos, pero especialmente en este segundo, creo que se adolece de una cierta empatía, de ponerse en el lugar de quien recibe esa comunicación, de la persona que, con una honrada curiosidad o aspiración al conocimiento o, quizá, necesitada de un desarrollo profesional o empeñado en un desarrollo personal, o incluso, preso de una necesidad de su empresa, aspira a entender, insisto a entender, una tecnología.
Me ha surgido esta reflexión leyendo el libro ‘Mastering Ethereum‘ de Andreas M. Antonopoulos y Gavin Wood, un libro que me ha sido muy recomendado como referencia en el ámbito de blockchain en general, y del blockchain público, Smart Contracts y Ethereum en particular. Un libro que aún estoy leyendo y que, en el punto en que me encuentro, me parece excelente…pero al que, sin embargo, en sus primeras páginas no he tenido más remedio que ‘afearle’ esa falta de empatía con el lector no tan especializado como los autores, con quien busca, antes que los detalles, una cierta perspectiva. Pero este es sólo un ejemplo, y probablemente no el peor ni mucho menos puesto que, como digo, por lo demás, el libro me parece muy, muy bueno y de un profundo conocimiento.
En realidad, estoy hablando de un problema generalizado, en mi opinión en la comunicación y educación en tecnología. Una perjudicial polarización entre el simplismo y la erudición cuando creo que, la situación más beneficiosa es justo la intermedia: el explicar la tecnología con rigor y conocimiento, pero de forma simple y proporcionando perspectiva amplia y un contexto de alto nivel que la sitúe en su punto justo.
Y dado lo importante que es la tecnología en el mundo actual, y lo importante que lo será en el mundo futuro. Y dado que lo previsible es que la tecnología siga evolucionando y surjan nuevos conceptos y soluciones. Y dado que para conseguir una implantación efectiva de las tecnologías y una adopción real por las empresas necesitamos que directivos y profesionales entiendan, entiendan de verdad, las tecnologías, haremos bien en mejorar nuestra comunicación acerca de la tecnología y en incrementar esa empatía tecnológica.