
‘Meditación de la técnica‘ recoge lo que podríamos denominar la doctrina de Ortega y Gasset sobre la técnica, quizá hoy diríamos tecnología, y su relación con el ser humano. Digo doctrina y, probablemente, el contenido haya sido profundamente reflexionado por Ortega pero la forma en que está escrita refiere a algo quizá más espontáneo, más razonado al vuelo, que una doctrina tal cual.
Del pensamiento de Ortega expresado en este libro me ha llamado la atención, y me ha alegrado, la más que positiva valoración que de la técnica hace y, sobre todo, de la importancia que le concede para el ser humano, llegando a hacer afirmaciones como que «Sin la técnica el hombre no existiría ni habría existido nunca» o «Un hombre sin técnica, es decir, sin reacción frente al medio, no es un hombre«.
Y es que Ortega define la técnica como «la reforma que el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades» y la ve como una actividad singular del ser humano que transforma su entorno, su circunstancia en sus expresión más orteguiana, para satisfacer sus necesidades y hacer ese contexto menos hostil, más cómodo, más eficiente («técnica es, por lo pronto, el esfuerzo para ahorrar esfuerzo«).
Esta meditación, como se nos explica en las notas a la edición, fue originalmente no un libro como tal, sino un curso que impartió Ortega en 1933 en la Universidad Internacional de Verano de Santander y que se recogió, dos años después, en el diario «La Nación» de Buenos Aires y, en efecto, está redactado como conferencias o lecciones dictadas a un público.
Se trata de un texto bastante accesible, bastante sencillo de leer y entender aunque, como toda obra filosófica, conviene leerla despacio y ‘masticando’ bien cada concepto para estar seguro de hberlo comprendido y asimilado.
Interesante, sin duda.
José Ortega y Gasset
Fuente filosofía.org

Uno de los filósofos españoles de la primera mitad del siglo XX que más influencia han ejercido en España y fuera de ella. Con un estilo literario, lleno de metáforas y frases ingeniosas, pretendió hacer filosofía en un lenguaje próximo al del Quijote, lo que le permitió llegar al público en general (a un «público culto», suele decirse). Nació en Madrid en 1883 en el seno de una familia acomodada de la alta burguesía madrileña vinculada al periodismo y a la política (un burgués, no obstante, con afanes y tendencias aristocráticas, como puede comprobarse a lo largo de su vida y obra). Su padre, José Ortega Munilla, fue director de El Imparcial, periódico fundado por su abuelo materno, Eduardo Gasset y Artime, y en el que Ortega colaboró intensamente. Su vida está profundamente ligada al periodismo, a la política, a las actividades editoriales, y ocupó un lugar muy destacado en la vida intelectual española durante la primera mitad del siglo XX. Estudió en el Colegio Jesuita de San Estanislao en Miraflores del Palo (Málaga); inició sus estudios superiores en la jesuita Universidad de Deusto (Bilbao), y los continuó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central (Madrid), donde se licenció en 1902.
Doctor en Filosofía en 1904 por la Universidad de Madrid, con la tesis ‘Los terrores del año mil. Crítica de una leyenda‘ (58 págs.)
Entre 1905 y hasta 1907 estudia en Alemania: Leipzig, Nuremberg, Colonia, Berlín y, sobre todo, en Marburgo, en donde tomó contacto con las «musas alemanas» (el neokantismo de Herman Cohen y de Paul Natorp, entre otros) que tanto impresionaron a Ortega (ávido lector de Nietzsche en su juventud), hasta el punto de que llegó a estar toda su vida obsesionado por la grandeza de la filosofía, la ciencia y la técnica alemanas (su hijo Miguel Germán recibió este nombre en recuerdo de su estancia en Alemania a la que consideraba su «segunda patria»).
Defendió un europeísmo (que Unamuno llegó a considerar propio de «papanatas») de corte germanizante que le condujo a dudar de la existencia de una filosofía española e incluso a considerarse la encarnación de esa filosofía, así como a postularse como iniciador de la «verdadera filosofía» (la Biognosis), concebida como «Crítica de la Razón histórica» y entendida como «ciencia de lo humano» («ciencia de la vida» en sentido estricto), en tanto que distinta e irreductible a la razón física y de la razón abstracta. Ortega, en efecto, estaba convencido de que la «raza», la «sustancia» españolas estaban enfermas y proponía –envuelto como estaba por el «mito de la cultura»– como «medicina» la ingestión de grandes dosis de «cultura» (alemana, desde luego). En 1909 es nombrado profesor numerario de Psicología, Lógica y Ética de la Escuela Superior del Magisterio de Madrid (ver Gaceta de Madrid de 4 de agosto) y en octubre de 1910 gana por oposición la Cátedra de Metafísica de la Universidad Central, vacante tras el fallecimiento de Nicolás Salmerón. El tribunal estaba presidido por Eduardo Sanz Escartín, y formado por Francisco Fernández y González, José de Castro y Castro, Luis Simarro, Adolfo Bonilla y San Martín, José Caso y Blanco y el presbítero Alberto Gómez Izquierdo, el único voto en contra de la propuesta. Ese año también contrae matrimonio con Rosa Spottorno y Topete.
El 23 de Marzo de 1914 pronuncia un discurso en el Teatro de la Comedia de Madrid titulado «Vieja y Nueva política» que se considera el acto fundacional de la Liga de Educación Política Española. En él, tomando como principios el liberalismo y la nacionalización, se postulaba como la vanguardia de la «España vital» frente a la «España oficial». En 1917 se ve obligado a interrumpir su colaboración con El Imparcial, pero rápidamente se incorpora a la nómina de colaboradores El Sol, diario fundado por el empresario vasco Nicolás de Urgoiti pero inspirado por Ortega. En este diario se publicaron los «folletones» que anticiparon dos de sus obras más importantes: ‘España invertebrada‘ y ‘La rebelión de las masas‘. El propio Urgoiti funda, en 1920, la Editorial Calpe (que se unirá más tarde con Espasa) una de cuyas colecciones será dirigida por Ortega: la «Biblioteca de Ideas del Siglo XX». La empresa editorial más importante de Ortega será, no obstante, la Revista de Occidente, fundada en 1923. Desde ella, asimismo, promovió la traducción de las más importantes tendencias filosóficas y científicas de la época: Spengler, Huizinga, Husserl, Simmel, Uexküll, Heimoseth, Brentano, Driesch, Müller, Pfänder, Russell, &c., son algunos de los autores más representativos. Como actividad complementaria de la revista, destaca la tertulia diaria, presidida por el propio Ortega, a la que asistían colaboradores, amigos y estudiantes. Dirigió la revista hasta 1936 y en 1962 su publicación fue reemprendida por su hijo José Ortega Spottorno, y más adelante fue dirigida por su hija Soledad Ortega Spottorno.
Entre 1931 y 1932 fue diputado de las Cortes Constituyentes de la Segunda República en calidad de representante de la Agrupación al Servicio de la República, fundada en febrero de 1931 por Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y él mismo. Al agitado período de la vida política española comprendido entre 1923 y 1936 pertenecen algunos de sus más famosos escritos políticos, entre ellos: ‘La redención de las provincias‘ y ‘la decencia nacional‘ (recopilación de artículos publicados entre 1927 y 1930), ‘Rectificación de la República‘ (que reúne artículos periodísticos, discursos parlamentarios y la conferencia dada en el Cinema de la Opera de Madrid el 6 de diciembre de1931 titulada «Rectificación de la República») y los discursos sobre El Estatuto de Cataluña (publicados por la Revista de Occidente en 1932 dentro del libro titulado La reforma agraria y el Estatuto catalán). Desencantado de su actividad parlamentaria, abandona su participación activa en la República, aunque nunca renunció del todo a la posibilidad de ejercer su influencia en asuntos de Estado, ahora ya en plena guerra civil y durante los primeros años del franquismo, como ha demostrado Gregorio Morán. En 1936 se va de España iniciando un periplo (París, Holanda, Argentina, Portugal) que no terminará hasta su muerte, aunque, a partir de 1945, pasará temporadas en España. En 1948 funda, junto a su discípulo Julián Marías, el Instituto de Humanidades, pronuncia varias conferencias en EEUU, Alemania y Suiza, y el 18 de octubre de 1955 fallece en su domicilio madrileño, Monte Esquinza 28.
Ortega ha ejercido una notable influencia no sólo en España e Hispanoamérica, sino también en otros países, por ejemplo, en Alemania. Entre los hispanos más o menos influidos directamente por él destacan: Manuel García Morente (1886-1942), Joaquín Xirau (1895-1946), Xaxier Zubiri (1898-1983), José Gaos (1900-1969), Luis Recaséns Siches (1903-1977), Manuel Granell (1906-1993), Francisco Ayala (1906), María Zambrano (1907-1991), Pedro Laín Entralgo (1908-2001); José Luis López-Aranguren (1909-1996), Julián Marías (1914-2005), Paulino Garagorri (1916).
Ficha técnica
TITULO: MEDITACIÓN DE LA TÉCNICA: ENSIMISMAMIENTO Y ALTERACIÓN
AUTOR: José Ortega y Gasset
EDITORIAL: Biblioteca nueva
AÑO PRIMERA PUBLICACIÓN: 1939
ISBN: 978-8416345434
PAGINAS: 232
*****
Este artículo fue publicado el 19-Enero-2020 en mi blog sobre literatura y humanidaes, El Cielo del Gavilan bajo el título «Lecturas: ‘Meditación de la técnica’ de José Ortega y Gasset«